Si hay algo que le gusta a Didier Maes es cacharrear y trastear con todo tipo de chismes, cachivaches y objetos. Reconoce que son su debilidad. En sus manos, se borran las fronteras entre lo orgánico y lo inerte, lo aprovechable y lo inservible, lo real y la fantasía. Siempre sorprende con alguna creación imposible sacada de aquí y de allá. Un tronco con una broca, un reloj con unas patas de cangrejo, palos unidos a clavos… Aunque quizás lo realmente increíble es que todo acaba formando parte de un universo propio, paralelo y divertido en el que la Naturaleza, a pesar de estos tiempos distópicos, siempre sabe qué hacer.

Lo que plantea no es exactamente reciclaje, ni realmente magia, ni son solo juegos para criaturas, tampoco obras teatrales al uso, pero las propuestas de este artista belga, afincado desde hace ocho años en la Sierra Norte de Madrid, son, a la vez, todo eso y mucho más. Didier Maes demuestra que el arte sigue teniendo mucho que decir. Porque no olvidemos que las y los artistas son exploradores, activistas, visionarios y curanderos.

Cuesta y le cuesta definirse. Si echamos mano de una acepción más habitual y extendida, tendríamos que hablar de una mente creativa «multidisciplinar», pero aquí es cuando Maes vuelve a huir de etiquetas y elige ser un artiste touche-à-tout, algo que podríamos traducir como un artista «toca todo».

En ese camino de no quedarse con una única manera de ser y hacer, ha recorrido Europa formándose en teatro, clown, teatro de máscaras, teatro gestual o Commedia dell´Arte. También ha participado en campañas publicitarias, series de televisión como Cuéntame o películas como Camarón.

Al frente de su joven compañía, Teatro del Alambre, en 2013 gana el premio al mejor espectáculo por su ópera prima Aral en el reconocido festival Jeunes Rencontres de la ciudad belga de Huy. A través de un lenguaje teatral sin texto, en la frontera entre el clown, la poesía, el teatro de objetos y de títeres, esta fábula reinventa, en una atmósfera de fin del mundo, un mar que ya no existe.

Además del reconocimiento, la obra marcó un antes y un después en la trayectoria profesional de Didier Maes. Creció sin parar su afán por crear su propio teatro, con un lenguaje muy particular, mezclando distintas disciplinas como las artes plásticas, la videocreación y la transformación artesanal de objetos cotidianos y de la Naturaleza que nos invitan a mirar la realidad con otros ojos.

Decocción de cuentos

Con uno de sus últimos proyectos, Decocción de cuentos, este año ha participado en el Festival MEAfest que tenía como protagonistas las artes vivas y que se ha llevado a cabo en varios pueblos de la Sierra. Esta Muestra de Artes Expandida aunó diferentes disciplinas artísticas para poner en valor las prácticas y expresiones de patrimonio vivo, fuente de resiliencia para los pueblos: el ecologismo y la sostenibilidad, el mundo rural, la inclusión y la diversidad, la contemporaneidad y los saberes ancestrales.

Aquí creó en residencia artística a la Greta Thunberg de los cuentos, Caperucita Verde, un espectáculo de teatro de objetos que surge del encuentro entre los conocimientos sobre plantas silvestres útiles de la zona, los cuentos tradicionales y el universo creativo del artista.

Durante este verano recorrió en su querida bicicleta, compañera inseparable de muchos de sus viajes, diferentes pueblos serranos entrevistando a mujeres y hombres guardianes de los saberes ancestrales.

El arca de Neo

La crisis medioambiental también es el punto de partida de El arca de Neo, una propuesta artístico-teatral que incluye una exposición (Animaletas), un libro ilustrado y una serie de  donde se nos presenta un mundo en el que unas curiosas y originales criaturas deciden mutar para salvar el medio ambiente ofreciéndonos respuestas muy originales y divertidas a los problemas ambientales actuales.

Descubrimos a la luciérvaga que para luchar contra la contaminación lumínica «emite cada tes días una luz diminuta que dura tres segundos». O el golondrón, «que cambió sus alas por unas aspas y que está pensando en cambiarlas de nuevo por unos paneles solares para reducir su consumo».

El cierbosque, preocupado por la deforestación, sustituye sus cuernos por «ramas y raíces en las que los pajaritos puedan perfectamente anidar». El trineoceronte, la avestrucha, la ovieja, el erizoma, el bicho boya, el tiraburón, el bicho bala o el cangurejo forman parte también de este viaje poético y sorprendente donde las palabras son creadoras y los materiales reciclados cobran un nuevo sentido.

Y es que la educación también está presente en la trayectoria profesional de este artista. Como profesor de Trash Art acompaña a niñas, niños, chavales y chavalas en sus procesos creativos, creando esculturas, pinturas o piezas a partir de objetos o materiales de desechos o residuos sin ocultar su origen.

Los domadores de vientos

Con Los domadores de vientos, Didier Maes nos invita de nuevo a sumergirnos en un mundo imaginario con cuatro propuestas artísticas complementarias e independientes entre sí: un espectáculo de teatro de objetos, marionetas y cacharrería poética, una exposición multidisciplinar con esculturas, grabados, instalaciones interactivas y fotografías, una conferencia-inauguración científico-histórico surrealista «donde conoceremos la historia de la humanidad a contraviento» y una sesión de cuentacuentos al vacío para todos los públicos donde disfrutar con las aventuras de Edgar Tramontana, Papy Corriente de Aire, Mammy Borrasca, Arístides Rascafría, Alfredo Sirocco, Eduardo Brisa, Sidonie Mistral.

Dice Didier que nunca volveremos a ver los vientos de la misma manera. Lo cierto es que, tras conocerlo a él y a su obra, ¿a quién le importa cómo son en realidad?