En 2019 un total de 7.000 cabezas de ganado formaron parte del servicio de pastoreo controlado contra incendios de la Comunidad de Madrid. El programa, puesto en marcha en 2011, recupera la antigua costumbre de que sean los animales los que desbrocen caminos y vías pecuarias, y mantengan despejadas las áreas cortafuegos. Cabras, ovejas, vacas y caballos se van alimentando del pasto crecido durante la primavera y reducen así el riesgo de que la vegetación funcione como combustible cuando llega el verano.

A pesar de sus beneficios medioambientales y económicos, este tipo de limpieza natural poco a poco cayó en desuso y, hoy en día, no es raro escuchar a nuestros mayores decir que el campo está “sucio”. A la basuraleza –restos de cristales, plásticos, latas que también pueden provocar incendios- se une el escaso mantenimiento del monte.

La buena noticia es que muchos municipios y ciudades han rescatado en los últimos años a estas brigadas forestales de cuatro patas. Nuestra compañera en Verde Serrano, Mar Toharia, contaba hace un par de años en un interesante reportaje para El País diversas iniciativas de pastoreo urbano puestas en marcha con éxito en París, Londres, Chicago, California, Berlín o Roma. Cabras, ovejas, burros y hasta llamas son las encargadas de mantener a raya las hierbas en lugares tan emblemáticos como los Campos Elíseos, el parque del Palacio de Buckingham o parte del aeropuerto de San Francisco, por citar algunos.  

Sin irnos tan lejos, la madrileña Casa de Campo contó el año pasado con un rebaño de 600 ovejas con la única misión de prevenir incendios y regenerar el suelo. En la Sierra de Guadarrama, uno de los rebaños bomberos más conocidos es el del Ayuntamiento de El Boalo, Cerceda y Mataelpino. Comenzaron en 2016 con una experiencia piloto para desbrozar parcelas y fajas forestales con ganado de razas autóctonas. Cuatro años después, la cuadrilla está formada por 600 ovejas, 100 vacas y seis caballos.

En el caso de la Sierra Norte de Madrid, Buitrago y Puebla de la Sierra han sido dos de las localidades que se han apuntado al pastoreo contra incendios desde que comenzó el programa de la Comunidad de Madrid.

La cuadrilla forestal del Ayuntamiento de Cabanillas de la Sierra y la Asociación Enrama

Otros como el Ayuntamiento de Cabanillas de la Sierra se han incorporado este año con el mismo objetivo, pero con un enfoque ligeramente diferente.

Junto a la Asociación Enrama, el proyecto combina la labor preventiva con la visibilización de un manejo distinto del ganado: el pastoreo rotativo. Las nueve vacas y tres terneros que componen la brigada están pastoreando desde mediados de junio la Cañada del Monte, una vía pecuaria que discurre junto a la Urbanización El Tomillar y forma parte del itinerario de la Senda Ecológica del Toro.     

Lo hacen, no obstante, rotando por parcelas acotadas mediante un pastor eléctrico y permanecen entre tres y cuatro días en cada una de ellas en función de la disponibilidad y el estado de maduración del pasto. Además de llevar un control diario de las condiciones de las parcelas, hay que asegurar que el ganado tiene agua suficiente a su disposición en cada una de ellas. En ese sentido, el consistorio cabanillero ha cedido una cisterna municipal de agua.

El asombro inicial de vecinos y vecinas se ha ido convirtiendo en curiosidad y apoyo con el paso de los días. “Para los más pequeños, el foco de atracción sin duda son los tres terneros. Todavía maman y están empezando a ramonear hierbas de todo tipo. Los más mayores han sabido encontrar otros aprovechamientos y se están llevando para sus huertas el estiércol que las vacas dejan en las parcelas ya trabajadas”, cuenta Juan Manuel González, uno de los pastores de Enrama.

La experiencia está siendo positiva, la convivencia entre animales, residentes de la urbanización y paseantes de la senda está siendo armónica y hay hasta quién se pregunta porque el desbroce de esta vía pecuaria no se hace siempre de esta manera. De momento, las vacas y sus terneros tienen tajo hasta finales de julio. Habrá que esperar al próximo año para verlas repetir.

«Es una pena que allí donde hay hierba no haya un animal comiendo»

No en todos los sitios se disfruta de la misma comprensión. Al menos en un principio. Quizás por desconocimiento o por esa paulatina desconexión con lo rural, ideas que solo traen ahorro y bienestar medioambiental, no cuentan con el beneplácito de algunos particulares.

Ángel H. Escriña se enfrentó a algunas quejas cuando, a título individual, comenzó en mayo a desbrozar con 12 de sus ponis algunas parcelas vacías de la Urbanización La Retamilla en Soto del Real, previo acuerdo con sus propietarios. De hecho, a punto estuvo de tirar la toalla. Responsable del Club de Equitación del Soto del Real, está convencido de que los beneficios compensan con creces unas cuantas semanas de supuesta incomodidad.

“Hay quien se queja por la presencia de los ponis, los malos olores e incluso exige que el Ayuntamiento haga el desbroce de su parcela porque para eso están pagando impuestos”, dice Ángel, que denunció la situación en su página de Facebook y finalmente obtuvo el respaldo del ayuntamiento para continuar con su labor desinteresada.

Considera que es “una pena” que allí donde hay hierba no haya un animal comiendo y aboga por que cambie la normativa municipal para que este tipo de pastoreo y limpieza ecológica puedan llegar también a zonas urbanas y periurbanas del pueblo. “Supone el aprovechamiento gratuito de un recurso que cuesta dinero para las arcas municipales o para el bolsillo particular y además se usa una herramienta natural que no contamina porque ni hace ruido ni usa gasolina», subraya.

Según sus cálculos, su brigada de ponis limpiará alimentándose unos 10.000 metros cuadrados de vegetación. No prevé hacer más y se da por satisfecho si logra que la gente «no lo vea raro». Más allá de la prevención de incendios, Escriña cree que la Naturaleza con mayúsculas es la gran beneficiada: «Desbrozar con animales tiene un efecto circular ya que aumenta la fijación de carbono en la tierra, ayuda a regenerar y hacer más fértiles los suelos, favorece el crecimiento de mejores pastos y frena la desertificación del campo que, en realidad, es lo que nos hace vivir».

Beneficios del pastoreo preventivo contra incendios

  • Frente al desbroce con maquinaria, el ganado no consume energía y, si no se sobrepastorea, no erosiona ni contaminan el suelo.
  • Permite un ahorro significativo frente a las otras alternativas de prevención. Según datos de la Comunidad de Madrid de 2016, el uso de cuadrillas con moto desbrozadoras tiene un coste de 700 euros por hectárea. Si se opta por tractores, el coste es de 250 euros por hectárea.
  • Estimula la producción dándose lo que se denomina la «paradoja pastoral” por la que las hierbas más apetitosas y nutritivas, que suelen ser las más consumidas por el ganado, incrementen su abundancia gracias a la acción del pastoreo.
  • Mejora la biodiversidad con un pastoreo moderado.
  • Contribuye a la prevención de incendios forestales mediante el aclarado y control de la maleza bajo el arbolado.
  • Mantiene la cubierta vegetal ya que disemina las semillas y fertiliza aumentando la materia orgánica en el suelo).
  • Favorece la conservación de hábitats despejados, refugio de fauna silvestre.