¿Sabías que la leche de yegua fue un alimento natural, con grandes beneficios para la salud, muy utilizado en civilizaciones como la egipcia o el imperio ruso? ¿O que es la leche animal más parecida a la leche materna humana? Localizados en Soto del Real, Ecolactis lleva desde 2009 comercializando diferentes productos a partir de ella. Venden leche y calostro de yegua liofilizada ecológica en polvo y en cápsulas, además de cosméticos y jabones especialmente diseñados para pieles secas, sensibles y con problemas dermatológicos.

Ecolactis es un negocio familiar. Salvador, Pilar y su padre reconvirtieron, hace ya más de una década y en medio de otra crisis económica, su explotación ganadera tradicional de cría de mulos en la primera granja ecológica en España centrada en la producción y distribución de leche y calostro de yegua liofilizada. Sus yeguas – especies autóctonas en peligro de extinción- se crían siguiendo unos parámetros de salud y bienestar animal muy estrictos. Pastan en libertad y sin estrés en los prados y campos de la Dehesa Boyal en Soto del Real. Su innovadora idea empresarial ha recibido ya varios premios como el Premio Nacional Joven Agricultor de Asaja o el Premio Europeo Joven Agricultor Sostenible.

Su progresión y esfuerzo, no obstante, se han tropezado con una pandemia que ha paralizado el mundo. Salvador nos cuenta que durante el tiempo de cuarentena, como tienen animales a su cargo, ellos han continuado trabajando y atendiéndolos, aunque, eso sí, «ahora extremando las precauciones». En cuanto a las ventas, han tratado de vencer el parón que ha supuesto el coronavirus reforzando la venta online. Por ahora, están consiguiendo mantener pedidos. “El hecho de vender productos estacionales, y no de necesidad diaria ni de consumo masivo, hace que los compradores sigan ahí”, afirma. De hecho, nos dice, «hay personas que se han acercado recientemente a la leche de yegua y la vuelven a consumir ahora porque han oído de sus beneficios para el sistema inmunológico y las defensas«.


« Hay personas que se han acercado recientemente a la leche de yegua y la vuelven a consumir ahora porque han oído de sus beneficios para el sistema inmunológico y las defensas»


Pero también es verdad que han tenido que salvar dificultades: «Durante el confinamiento, ha habido momentos en que la venta se nos ha complicado. Por ejemplo, hay personas mayores acostumbras a pagar contra rembolso, un método que tuvimos que paralizar de manera transitoria por seguridad. Realizar transferencias online tampoco le resulta sencillo y, en muchos casos, no disponen de tarjeta».

Así que, para mantener una cantidad suficiente de ventas y afrontar este tiempo lo mejor posible, en Ecolactis se pusieron manos a la obra. Como muchos otros pequeños negocios locales, desde el inicio de la Covid-19 están dedicando un gran esfuerzo a tareas de comunicación «mediante mailing, mensajes a clientes o nuestras redes sociales que nos ayudan a hacer visible que seguimos estando aquí”.

Salvador admite que el futuro para ellos es incierto: «Aquí seguimos, pero la incertidumbre es total, a todos los niveles, y no sabemos lo que va a venir. La situación cambia por días y no sabemos qué esperar».

Tampoco está seguro de que la producción local salga reforzada: «Ojalá que, después de esto, haya un cambio en las pautas de consumo. Los que ahora se acercan a las tiendas pequeñas cercanas y a consumir productos más sanos, ¿continuarán haciéndolo después? -se pregunta- luego vuelven las prisas del día a día y se va buscando la comodidad y rapidez para hacer las compras».

En cualquier caso, a pesar de las dificultades, desde Ecolactis prefieren centrarse en la luz al final del túnel y aferrarse a la esperanza: “En estos momentos la lucha es de todos y vamos a salir de esta. En unos meses veremos los cambios que hemos conseguido entre todos durante el confinamiento».